No-ciudad con proyecciones en el patio cecualero
El ciclo tendrá diferentes ejes y temáticas a lo largo del año. Se exhibirán films de distintas épocas y nacionalidades, priorizando relatos y estéticas no hegemónicas, que piensen al cine como espejo pero también como disparador de cambios sociales. Durante No-ciudad se compartirán dos documentales y una película de animación como disparadores de reflexiones y motivadores de la acción colectiva.
La propuesta es parte de la Agenda Verano para todxs, organizada desde el Gobierno provincial a través de sus Institutos de Cultura, Turismo y Deporte, junto a los municipios. E integra el programa de la cartera cultural denominado Patrimonio Activo, con el que se pone en valor el patrimonio cultural y natural de la provincia, y la programación de sus centros culturales, museos y elencos estables. Para mayor información sobre el ciclo o sobre los protocolos vigentes que se aplicarán, dirigirse a las redes sociales del Centro Cultural Alternativo (Cecual).
“Creemos importante desde este espacio cultural promover no solo el disfrute estético, sino un momento de consideración y discusión sobre cómo pensamos, cómo habitamos y cómo imaginamos la ciudad y la vida comunitaria”, expresó Francisco Corcho Benítez, director del Cecual.
No-Ciudad
Serán parte de este eje temático tres películas que invitarán a pensar en las formas de habitar la tierra. Serán el punto de partida para debatir sobre los modos de producción y distribución de los alimentos, el consumo, los desechos y el reciclaje, el cuidado y la defensa de los lugares que habitamos.
El ciclo contará con la curaduría y presentación de la cineasta y docente Alejandra
Muñoz.
Programación
Jueves 11 de febrero: Los espigadores y la espigadora, de Agnès Varda. Francia, 2000.
Jueves 18 de febrero: Cómo cocinar tu vida, de Doris Dörrie. Alemania, 2007.
Jueves 25 de febrero: La princesa Mononoke, de Hayao Miyazaki. Japón, 1997.
Los espigadores y la espigadora
Agnès Varda nos interroga en este film sobre los modos de producción, de consumo y de reciclaje que desarrollamos en el último siglo. Nos enfrenta a lo absurdo de una industria que arroja toneladas de comida en perfectas condiciones a la basura cada día, mientras muchísima gente no tiene qué comer. Se pregunta quiénes son las personas que resisten a este sistema perverso y de qué modos, y de qué forma resignificar hábitos y los lazos que establecemos con los objetos que nos rodean y con la Tierra que habitamos.
Vardá filma uno de los primeros documentales totalmente realizados en digital justo en el cambio de siglo, desde su marca personal como directora: una mirada a lo más profundo de lo humano que habitamos, donde lo amoroso del reconocimiento en el otro no se despega del rigor en la búsqueda; una suerte de lente macro que nos permite ver desde lo más grande del contexto a lo más íntimo de lo humano.
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